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Por qué no se puede defender la ecología dentro del capitalismo

¿Es posible mantener una posición ecologista y no estar en contra del capitalismo?


Estos cuatro libros que recomendamos hoy, nos advierten que no. Tratemos de ver por qué.


Tanto en La ecología de Marx como en La naturaleza contra el capital, John Bellamy Foster y Kohei Saito buscan responder a una critica realizada desde diferentes sectores ecologistas: a Marx nunca le interesó la ecología y, por lo tanto, el marxismo no tiene nada que ofrecer para resolver el problema.


A partir de un rastreo histórico filosófico sobre los orígenes del materialismo y los desarrollos científicos, ambos autores nos muestran cómo Marx abrevó en la tradición del materialismo epicúreo; a partir de la cual fue construyendo sus ideas sobre el vínculo Hombre - Naturaleza.


En particular, en el texto de Saito se remarca una nueva forma de comprender a Marx que está llevando adelante un grupo de especialistas, basándose en los cuadernos de notas sobre la bibliografía leída por Marx a lo largo de su vida. Ella da cuenta de que hay una transformación del pensamiento a partir de la edición del tomo 1 de El capital y las lecturas de diversos autores vinculados a la química y la física que promueven, según Saito, una posible respuesta a por qué Marx no completó el tomo 2 y 3 y que nos advierten sobre la importancia que comienza a dar Marx a la naturaleza dentro de su aparato teórico.


De esta manera, los autores dan cuenta de que el sistema capitalista rompe el vínculo Hombre - Naturaleza con tal magnitud que impide la reconstitución de los ciclos de la vida y destruye la diversidad.


Una de las principales causas por las cuales esto ocurre es la prioridad que el capital le da al valor de cambio por encima del valor de uso. Siendo su objetivo esencial la multiplicación del capital, el valor de uso queda subordinado al valor de cambio. Por lo cual, hay una necesidad permanente de extracción de recursos y generación de necesidades (en muchos casos ficticias) que promueven que “el capital ignore los límites del mundo natural y socave así las condiciones materiales de la producción sostenible (Saito, La naturaleza contra el capital, 236)


Y esta es una de las razones por las cuales se producen el cambio climático y las crisis ecológicas.


Pero, entonces, ¿no hay solución posible?


En El espíritu de la floresta, el antropólogo Bruce Albert y Davi Kopenawa, chamán de la comunidad Yanomami nos muestran otra cosmovisión posible del vínculo Hombre-Naturaleza.

En ella. La naturaleza se presenta como parte de la cultura, entendiendo este último concepto no sólo como la construcción del hombre sino como la construcción generada por poblaciones humanas y no humanas en permanente interacción.

Esta cosmovisión no se rige por la idea de mercancía como mediador del vinculo con la naturaleza, sino que piensa a la floresta como un espacio vivo que sufre, siente y muere y donde conviven diversos habitantes que interactúan buscando una convivencia donde todos puedan mantener la vida plena.


Finalmente, volvemos a Kohei Saito con su último libro, El capital en la era del Antropoceno.

Allí Saito retoma los postulados de su primer libro para discutir con los negadores del cambio climático y otras posturas de izquierda como el aceleracionismo para darnos otra opción que pueda salvarnos del desastre capitalista.

El planteo de Saito es el comunismo decrecionista, definido como un “proyecto que pretende poner coto a los excesos del capitalismo y busca poner en marcha una economía que anteponga a las personas y la naturaleza a cualquier otra consideración” (pág. 97).

Para lograrlo, nos dice Saito, es necesario volver a una economía del valor de uso con disminución de la jornada laboral y una mayor democratización del proceso de producción.


Estos libros nos ayudan a comprender la gravedad de la situación que estamos viviendo con una perspectiva global que permite observar lo profundo de la ruptura que está generando el sistema capitalista no sólo en nuestra vida particular sino en el conjunto viviente del planeta Tierra. Se hace necesario la búsqueda de alternativas y aquí se presentan dos que pueden ayudarnos a reflexionar sobre qué hacer.

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