Bienvenidos a nuestra tienda!

Llevate los dos libros de Rosario Bléfari con un tremendo descuento!!



Diario del Dinero


Yo anotaba mis gastos y también lo que había ganado, pero eran columnas de números que pocas veces volvía a consultar y que cuando lo hacía no entendía qué significaban. Aunque pusiera una fecha o alguna otra referencia para guiarme no era suficiente, al poco tiempo esos datos no me decían nada. Entonces empecé a escribir en prosa, con todo el recorrido del dinero y sus causas y consecuencias: pagué esto y aquello, me pagaron tal cosa y con eso repuse lo que había sacado de allá. Así. Nunca me sirvió para ordenarme ni para hacer un cálculo de algo pero sí me interesó lo de escribir los números, hacer escritura de las cuentas, relatar el debe y el haber. Si las anotaciones habituales no conseguían retener algo del paso del dinero por mi vida, ni siquiera conseguían que pudiera controlarlo, relatarlo sí me permitió observar su presencia como una puntuación, un ritmo. Escribiendo este Diario del dinero me sentí haciendo una inversión. Invertí los términos: gastar es una nueva oportunidad de contar y ganar es perder la vergu¨enza y desnudar cuánto recibo por mis trabajos. Empecé a revisar viejos diarios que no tenían esta intención de antemano y me di cuenta que ahí estaba el mismo ritmo, esa aparición del dinero en medio de todas las experiencias de la amistad, de la familia, del amor, de la música, del cine y de la escritura misma, acompañando el agobio y el alivio de los trabajos y los días. Quise que las entradas estuvieran desordenadas como si un viento hubiese entrado por la ventana y volado las hojas. Y, como si de verdad esto sucediera, que en medio de eso hubiese islas de orden cronológico también. Una forma de contar el dinero que puede servir como materia de análisis para economistas y sociólogos, un registro para que los chismosos revisen o para quien pueda llegar a preguntarse de qué modo sobrevive en este mundo alguien como yo.

 Rosario Bléfari




Diario de la dispersión


Pasaron las semanas, los meses, y en el camino muchas veces pensé que este era el diario de la dispersión pero también el diario de mi salud debilitada –aunque no hiciera alusiones directas a ella–, el diario de las despedidas, el diario de una mujer que responde a la obligación filial de hija única para salvarse a sí misma al mismo tiempo, el diario del amor, la maternidad y la amistad a distancia. Podría seguir cada tema sin mencionar los demás, pero explicitar parte o no explicitar nada se volvió un dilema. También estas dudas son parte del análisis de la dispersión. Puedo decir a esta altura que mi método funciona, estoy segura, pero este experimento se me fue de las manos: ahora todas las personas del mundo lo están probando. Algunos reniegan, otros gozan, algunos se angustian y otros se sorprenden. Desplegarse no es desaparecer, no es alejarse o ser voluble sin sentido.

Combo Rosario Blefari, Diario del dinero y Diario de la Dispersion, Mansalva

$41.600,00 $37.440,00 10% OFF

3 cuotas sin interés de $12.480,00

10% de descuento pagando con efectivo

Ver formas de pago

Calculá el costo de envío

Llevate los dos libros de Rosario Bléfari con un tremendo descuento!!



Diario del Dinero


Yo anotaba mis gastos y también lo que había ganado, pero eran columnas de números que pocas veces volvía a consultar y que cuando lo hacía no entendía qué significaban. Aunque pusiera una fecha o alguna otra referencia para guiarme no era suficiente, al poco tiempo esos datos no me decían nada. Entonces empecé a escribir en prosa, con todo el recorrido del dinero y sus causas y consecuencias: pagué esto y aquello, me pagaron tal cosa y con eso repuse lo que había sacado de allá. Así. Nunca me sirvió para ordenarme ni para hacer un cálculo de algo pero sí me interesó lo de escribir los números, hacer escritura de las cuentas, relatar el debe y el haber. Si las anotaciones habituales no conseguían retener algo del paso del dinero por mi vida, ni siquiera conseguían que pudiera controlarlo, relatarlo sí me permitió observar su presencia como una puntuación, un ritmo. Escribiendo este Diario del dinero me sentí haciendo una inversión. Invertí los términos: gastar es una nueva oportunidad de contar y ganar es perder la vergu¨enza y desnudar cuánto recibo por mis trabajos. Empecé a revisar viejos diarios que no tenían esta intención de antemano y me di cuenta que ahí estaba el mismo ritmo, esa aparición del dinero en medio de todas las experiencias de la amistad, de la familia, del amor, de la música, del cine y de la escritura misma, acompañando el agobio y el alivio de los trabajos y los días. Quise que las entradas estuvieran desordenadas como si un viento hubiese entrado por la ventana y volado las hojas. Y, como si de verdad esto sucediera, que en medio de eso hubiese islas de orden cronológico también. Una forma de contar el dinero que puede servir como materia de análisis para economistas y sociólogos, un registro para que los chismosos revisen o para quien pueda llegar a preguntarse de qué modo sobrevive en este mundo alguien como yo.

 Rosario Bléfari




Diario de la dispersión


Pasaron las semanas, los meses, y en el camino muchas veces pensé que este era el diario de la dispersión pero también el diario de mi salud debilitada –aunque no hiciera alusiones directas a ella–, el diario de las despedidas, el diario de una mujer que responde a la obligación filial de hija única para salvarse a sí misma al mismo tiempo, el diario del amor, la maternidad y la amistad a distancia. Podría seguir cada tema sin mencionar los demás, pero explicitar parte o no explicitar nada se volvió un dilema. También estas dudas son parte del análisis de la dispersión. Puedo decir a esta altura que mi método funciona, estoy segura, pero este experimento se me fue de las manos: ahora todas las personas del mundo lo están probando. Algunos reniegan, otros gozan, algunos se angustian y otros se sorprenden. Desplegarse no es desaparecer, no es alejarse o ser voluble sin sentido.

Mi carrito