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En una época de aceleración tecnológica, ¿es posible reimaginar el potencial emancipador de los
feminismos? ¿Cómo podrían reconfigurarse las políticas de género cuando las fronteras entre lo humano y
lo no humano, la cultura y la naturaleza, el hombre y la mujer se vuelven cada vez más borrosas?
En 2015 el grupo Laboria Cuboniks publicaba el manifiesto “Xenofeminismo: una política por la
alienación”, en el que se incitaba a la apropiación de las tecnologías existentes para transformar las
condiciones de opresión sociobiológicas del sistema actual. El prefijo xeno- refiere a la voluntad de producir
un tipo de feminismo que adopte la diversidad sexual más allá de cualquier concepción binaria y que tenga
la capacidad de forjar alianzas y modos de solidaridad con lo distinto, lo extraño, lo alienígena. A partir de
influencias que van desde el ciberfeminismo, el poshumanismo, el activismo trans*, el materialismo y el
aceleracionismo, las xenofeministas proyectan un mundo más allá de las nociones de género, sexo, raza,
especie y clase, y entienden la naturaleza como un espacio de conflicto atravesado por la tecnología que
debe ser reconquistado constantemente, en especial por las mujeres sobre quienes la idea de lo “natural”
con su mandato reproductivo pesa de forma aplastante.
En este volumen, Hester amplía lo expuesto en el manifiesto y desarrolla una programática a
partir de sus tres pilares teóricos: el antinaturalismo, el tecnomaterialismo y el abolicionismo de género.
Estos ejes se dirigen a abordar lo que para la autora constituye uno de los territorios fundamentales para
cualquier posición xenofeminista: el problema de la reproducción y su relación con nuestro destino en el
planeta. Se trata de desarrollar representaciones para un “futuro extraño” que no impongan ni condenen la
reproducción biológica y que establezcan modelos no normativos de reproducción social basados en la
autonomía de los cuerpos y la diversidad sexual, capaces de promover lazos afectivos y de cuidado más
allá de la filiación sanguínea.
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En una época de aceleración tecnológica, ¿es posible reimaginar el potencial emancipador de los
feminismos? ¿Cómo podrían reconfigurarse las políticas de género cuando las fronteras entre lo humano y
lo no humano, la cultura y la naturaleza, el hombre y la mujer se vuelven cada vez más borrosas?
En 2015 el grupo Laboria Cuboniks publicaba el manifiesto “Xenofeminismo: una política por la
alienación”, en el que se incitaba a la apropiación de las tecnologías existentes para transformar las
condiciones de opresión sociobiológicas del sistema actual. El prefijo xeno- refiere a la voluntad de producir
un tipo de feminismo que adopte la diversidad sexual más allá de cualquier concepción binaria y que tenga
la capacidad de forjar alianzas y modos de solidaridad con lo distinto, lo extraño, lo alienígena. A partir de
influencias que van desde el ciberfeminismo, el poshumanismo, el activismo trans*, el materialismo y el
aceleracionismo, las xenofeministas proyectan un mundo más allá de las nociones de género, sexo, raza,
especie y clase, y entienden la naturaleza como un espacio de conflicto atravesado por la tecnología que
debe ser reconquistado constantemente, en especial por las mujeres sobre quienes la idea de lo “natural”
con su mandato reproductivo pesa de forma aplastante.
En este volumen, Hester amplía lo expuesto en el manifiesto y desarrolla una programática a
partir de sus tres pilares teóricos: el antinaturalismo, el tecnomaterialismo y el abolicionismo de género.
Estos ejes se dirigen a abordar lo que para la autora constituye uno de los territorios fundamentales para
cualquier posición xenofeminista: el problema de la reproducción y su relación con nuestro destino en el
planeta. Se trata de desarrollar representaciones para un “futuro extraño” que no impongan ni condenen la
reproducción biológica y que establezcan modelos no normativos de reproducción social basados en la
autonomía de los cuerpos y la diversidad sexual, capaces de promover lazos afectivos y de cuidado más
allá de la filiación sanguínea.