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Querida vieja reúne la correspondencia entre Dominguito Fidel Sarmiento y su madre, Benita, durante la Guerra del Paraguay. El intercambio se inicia en junio de 1865, cuando el joven Dominguito se incorpora al Ejército Nacional y concluye en septiembre de 1866 con su trágica muerte en la batalla de Curupaytí. Las cartas, que permiten leer lo íntimo y privado de esta familia junto con el desarrollo del conflicto bélico que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay, además dejan traslucir y adentrarse en las vicisitudes políticas y sociales de la Argentina que se estaba formando. Morir por su patria es dar a nuestro nombre un brillo que nada borrará y nunca jamás fue más digna la mujer, que cuando con estoica resignación envía a las batallas al hijo de sus entrañas. Las madres argentinas transmitirán a las generaciones el legado de la abnegación y del sacrificio. Pero dejemos aquí estas líneas, que un exceso de cariño me hace suponer ser letras póstumas que te dirijo. Dominguito Sarmiento Benita parece haber sido la primera en saber que la escritura de la guerra está hecha de blancos, que no puede sortearlos ni tampoco llenarlos: el blanco de las palabras borradas, las hojas rotas, las cartas que perdió el correo o se perdieron con el tiempo, los apuntes desparpajados, los cuadernos vacíos, el blanco de lo que quienes participaron del combate no pudieron percibir, o percibieron fragmentariamente, el blanco de lo que el trauma no permite recordar, las imágenes que los caídos se llevaron con ellos, aquello de lo que las palabras con que normalmente se narran la historia, los viajes y las vidas no pueden dar cuenta, el blanco de lo que no se puede decir sobre el dolor, el blanco del dolor
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Querida vieja reúne la correspondencia entre Dominguito Fidel Sarmiento y su madre, Benita, durante la Guerra del Paraguay. El intercambio se inicia en junio de 1865, cuando el joven Dominguito se incorpora al Ejército Nacional y concluye en septiembre de 1866 con su trágica muerte en la batalla de Curupaytí. Las cartas, que permiten leer lo íntimo y privado de esta familia junto con el desarrollo del conflicto bélico que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay, además dejan traslucir y adentrarse en las vicisitudes políticas y sociales de la Argentina que se estaba formando. Morir por su patria es dar a nuestro nombre un brillo que nada borrará y nunca jamás fue más digna la mujer, que cuando con estoica resignación envía a las batallas al hijo de sus entrañas. Las madres argentinas transmitirán a las generaciones el legado de la abnegación y del sacrificio. Pero dejemos aquí estas líneas, que un exceso de cariño me hace suponer ser letras póstumas que te dirijo. Dominguito Sarmiento Benita parece haber sido la primera en saber que la escritura de la guerra está hecha de blancos, que no puede sortearlos ni tampoco llenarlos: el blanco de las palabras borradas, las hojas rotas, las cartas que perdió el correo o se perdieron con el tiempo, los apuntes desparpajados, los cuadernos vacíos, el blanco de lo que quienes participaron del combate no pudieron percibir, o percibieron fragmentariamente, el blanco de lo que el trauma no permite recordar, las imágenes que los caídos se llevaron con ellos, aquello de lo que las palabras con que normalmente se narran la historia, los viajes y las vidas no pueden dar cuenta, el blanco de lo que no se puede decir sobre el dolor, el blanco del dolor