Bienvenidos a nuestra tienda!

"Vengo de una familia de criollos viejos, cuyos orígenes están en Padua.

De mi bisabuela para acá, todos argentinos. Mi padre obrero panadero y

anarquista; o sea, no hacía changas ni horas extras. Siempre decía que un

obrero no tiene que tener dos trabajos ni mucho menos quitarle el trabajo a otro

obrero. La dignidad para él estaba en mantenerse con un solo trabajo, o sea

que no teníamos casi nada. Tuve muy poca ropa y un único par de zapatos (el

que me exigían en la escuela, pero que también servía para las fiestas).

Vivíamos en la parte más humilde de Saavedra, en una calle de tierra, que era

barro cuando llovía. Hasta mis 10 años no hubo agua caliente: el gas no había

llegado al barrio. De ahí vengo. Más pobres que nosotros sólo eran los

mendigos. Ahora bien, otras cosas, en cambio, no faltaban. En casa había

muchos libros y una vez por mes íbamos al Teatro Colón. Era una decisión

sobre en qué cosas se debía gastar y en cuáles no, y si bien de chica yo

hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que

ésa había sido la mejor manera que mi familia había encontrado para

ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponérselo me

estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una

no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y

empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades."

                                     Juana Bignozzi 

Contra los miserables Conversaciones con Juana Bignozzi, O. Aguirre, Mansalva

$29.800,00

3 cuotas sin interés de $9.933,33

10% de descuento pagando con efectivo

Ver formas de pago

Calculá el costo de envío

"Vengo de una familia de criollos viejos, cuyos orígenes están en Padua.

De mi bisabuela para acá, todos argentinos. Mi padre obrero panadero y

anarquista; o sea, no hacía changas ni horas extras. Siempre decía que un

obrero no tiene que tener dos trabajos ni mucho menos quitarle el trabajo a otro

obrero. La dignidad para él estaba en mantenerse con un solo trabajo, o sea

que no teníamos casi nada. Tuve muy poca ropa y un único par de zapatos (el

que me exigían en la escuela, pero que también servía para las fiestas).

Vivíamos en la parte más humilde de Saavedra, en una calle de tierra, que era

barro cuando llovía. Hasta mis 10 años no hubo agua caliente: el gas no había

llegado al barrio. De ahí vengo. Más pobres que nosotros sólo eran los

mendigos. Ahora bien, otras cosas, en cambio, no faltaban. En casa había

muchos libros y una vez por mes íbamos al Teatro Colón. Era una decisión

sobre en qué cosas se debía gastar y en cuáles no, y si bien de chica yo

hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que

ésa había sido la mejor manera que mi familia había encontrado para

ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponérselo me

estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una

no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y

empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades."

                                     Juana Bignozzi 

Mi carrito