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En un país como Argentina, donde Memoria es una política social de resistencia

y por ende, una forma de subjetivación, la reflexión psicoanalítica sobre

los procesos de subjetivación tiene una historia y potencia propias. Y en esto

vemos un empuje vital para afrontar quizás uno de los mayores desafíos que

enfrenta el psicoanálisis en el siglo XXI: su reformulación a partir de la reincorporación de

la dimensión de una historia antes relegada a un papel secundario, imaginario, y que

parecía sólo introducir distorsiones para la visibilización de sus “verdaderos” objetos de

estudio.

Este desafío es éxtimo porque cuando hablamos de los procesos de subjetivación en el

psicoanálisis, esto siempre supondrá pensar el modo en que el psicoanálisis ha tomado la

problemática de los modos en que lo históricopolítico se inscribe en el psiquismo, pero

también supondrá pensar las formas en que el psicoanálisis ya ha sido tomado por los

mismos procesos de subjetivación. Así nuestra perspectiva: los procesos de subjetivación

son objeto del psicoanálisis tanto como el psicoanálisis es objeto de ellos.

Entendemos que la necesidad impostergable de desarrollar una tecnología que

incorpore lo histórico-político representa una revolución paradigmática para

el psicoanálisis. Por un lado, porque nos representan el desafío de ver cómo

incorporamos los procesos de subjetivación a la teoría, técnica y práctica del

psicoanálisis, pero, por otro lado, porque nos vemos en la necesidad y la oportunidad de

revisar los procesos de subjetivación de nuestras propias teorías. Es decir, no se trata

sólo de complejizar nuestra teoría y técnica del psicoanálisis sino también revisar cómo se

ha constituido este instrumento y qué huellas de lo histórico-político operan en él, a veces

definiendo conceptos cuya pertinencia sólo tendrá asidero en relación a un determinado

código de subjetivación, a veces como obstáculos epistemológicos que debemos

deconstruir para poder reformular ciertas categorías y proponer otras nuevas.

Los procesos de subjetivación en psicoanálisis, Luciano Rodriguez Costa, Topia

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En un país como Argentina, donde Memoria es una política social de resistencia

y por ende, una forma de subjetivación, la reflexión psicoanalítica sobre

los procesos de subjetivación tiene una historia y potencia propias. Y en esto

vemos un empuje vital para afrontar quizás uno de los mayores desafíos que

enfrenta el psicoanálisis en el siglo XXI: su reformulación a partir de la reincorporación de

la dimensión de una historia antes relegada a un papel secundario, imaginario, y que

parecía sólo introducir distorsiones para la visibilización de sus “verdaderos” objetos de

estudio.

Este desafío es éxtimo porque cuando hablamos de los procesos de subjetivación en el

psicoanálisis, esto siempre supondrá pensar el modo en que el psicoanálisis ha tomado la

problemática de los modos en que lo históricopolítico se inscribe en el psiquismo, pero

también supondrá pensar las formas en que el psicoanálisis ya ha sido tomado por los

mismos procesos de subjetivación. Así nuestra perspectiva: los procesos de subjetivación

son objeto del psicoanálisis tanto como el psicoanálisis es objeto de ellos.

Entendemos que la necesidad impostergable de desarrollar una tecnología que

incorpore lo histórico-político representa una revolución paradigmática para

el psicoanálisis. Por un lado, porque nos representan el desafío de ver cómo

incorporamos los procesos de subjetivación a la teoría, técnica y práctica del

psicoanálisis, pero, por otro lado, porque nos vemos en la necesidad y la oportunidad de

revisar los procesos de subjetivación de nuestras propias teorías. Es decir, no se trata

sólo de complejizar nuestra teoría y técnica del psicoanálisis sino también revisar cómo se

ha constituido este instrumento y qué huellas de lo histórico-político operan en él, a veces

definiendo conceptos cuya pertinencia sólo tendrá asidero en relación a un determinado

código de subjetivación, a veces como obstáculos epistemológicos que debemos

deconstruir para poder reformular ciertas categorías y proponer otras nuevas.

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